Isidro Bautista Soriano

El presidente López Obrador da fuerte golpe mediático con la destitución de Santiago Nieto del cargo de titular de la Unidad de Inteligencia Financiera para que haya más congruencia en sus dichos contra la corrupción, por los que ganó la elección de 2018, y por los que también ganó Evelyn Salgado Pineda hace cinco meses, al retomarlos, ante un hartazgo que vino de menos a más en casi un siglo de saqueo con los gobiernos del PRI y PAN.

Será muy su dinero, muy su decisión de hacer su boda como mejor le plazca, pero el hoy cesado debió haber permanecido en la línea de austeridad marcada con la 4T, que se ha identificado tanto con la mayoría del pueblo, principalmente en Guerrero, donde se palpan los peores síntomas de la marginación y pobreza.

O se está o no se está en esa máxima obradorista, por cuya conservación su principal impulsor se mantiene arriba en popularidad con Morena como el partido que vino a aplastar, en un abrir y cerrar de ojos, a todos los ya existentes, por hacer suyo el reclamo de ir contra la corrupción.

Este mismo martes, en plena sesión de la ONU, AMLO lo refrendó: “No vengo hablar de seguridad como poderío militar ni como argumento para el empleo de la fuerza contra nadie”.

“Mi planteamiento se basa en lo que postuló ese titán de las libertades, según Pablo Neruda, que fue el presidente Roosevelt cuando se creó la ONU: el derecho a una vida libre de temores y miserias, que sigue siendo el más sólido fundamento de la seguridad para todas las sociedades y los Estados”, agregó.

Y justo ahí señaló que “el principal obstáculo para el ejercicio de ese derecho es la corrupción en todas sus expresiones: los poderes trasnacionales, la opulencia y la frivolidad como formas de vida de las élites, el modelo neoliberal, que socializa pérdidas, privatiza ganancias y alienta el saqueo de los recursos naturales y de los bienes de los pueblos y naciones”.

Y esos principios fueron retomados por Evelyn resumidos en el hecho de que no puede haber gobierno rico con pueblo pobre.

Aunque algunos lleguen a comentar que con la subasta anunciada de los treinta y tantos vehículos blindados podrían juntarse unos 40 millones de pesos, que no serían casi nada frente a los problemas que padece este estado, debe entenderse el mensaje de no hacer alarde de suntuosidad en su administración.

Debe entenderse el mensaje de andar a ras de piso. Adiós a los tiempos de los flamantes funcionarios, de aquellos que miraban de abajo para arriba, con ojos altivos.

En eso se comprometió ella ante la presencia del mismo AMLO, en Chilpancingo, el domingo 24 de octubre: “gobernar Guerrero no es fácil. Decían que pues cómo una mujer iba a poder gobernar. Y pues decimos que sí se puede, claro que sí se puede”.

Ojo: “No nada más seguimos estos postulados tan importantes que son no robar, no mentir y no traicionar, sino también trabajar, en una oportunidad de servir, no de servirnos. El ser un servidor público, como su nombre lo dice, se trata de servir al pueblo, que es quien nos pone. Tenemos que ser pueblo. Eso es lo que queremos hacer”.

Y no hay de otra, o habrá otro Nieto.

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