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Articulos El Guerrero 9 septiembre, 2022 (Comentarios desactivados) (119)

El contexto de la tragedia

Sergio Lugo

Previo a la tragedia de los estudiantes de Ayotzinapa en Iguala, años antes, la región Norte de Guerrero ya era un hervidero de violencia, aumentó en el sexenio de Felipe Calderón y posteriormente con Peña Nieto.

En 2006, Calderón se apoderó de la Presidencia mediante un fraude electoral, y para legitimarse utilizó al Ejército de manera ilegal, para, según él, “declararle la guerra al narco”.

Aunado a una crisis política, porque el PAN en contubernio, querían detener primero el avance del PRD y posteriormente de Morena, ellos infiltraron a delincuentes en el PRD para financiar sus campañas, con dinero de procedencia dudosa.

En la zona Norte del estado de Guerrero inició esa cacería. Pero al mismo tiempo, el movimiento de López Obrador empezó a sembrarse, gracias a César Núñez Ramos, coordinador estatal del “gobierno legítimo” (el antecedente de Morena), a él le ayudé a crear comités en defensa del movimiento de López Obrador, por allá del 2008, en Taxco, y en algunas ocasiones en otros municipios aledaños, lo que me permitió recorrer esa región.

En esa época éramos pocos los que seguíamos creyendo en López Obrador (ahora, varios de sus militantes, antes nos atacaban, porque venían del PRI y otros grupos de derecha).

Así pude recorrer los municipios de Tetipac, Pilcaya, Ixcateopan y posteriormente Teloloapan. El punto de nuestra reunión era Iguala. En 2009 apoyé a Justino Carvajal Salgado para diputado federal por el PRD, con cabecera en la ciudad de los tamarindos, él sería ultimado por Abarca.

También tuve amigos que eran cercanos a Armando Chavarría, quien después sería asesinado, porque no querían que él fuera gobernador por el PRD.

De ahí me iba a Pilcaya, donde fabrican rico mezcal y una bebida típica llamada “El Coyote”, que merece ser exportada. En una especie de meseta por la parte de arriba, allá vivió mi amigo Armando, en su ranchito ecológico, por ahí se conectaba a Ixtapan de la Sal, y por la parte de abajo están las famosas grutas de Cacahuamilpa, que a su vez, por su carretera, nos une a Taxco.

En Ixcateopan siempre me gustaba ir, porque allá celebran a Cuauhtemotzin, el último Tlatoani mexica (se dice que ahí descansan sus huesos), sus calles son de mármol, y para llegar desde Taxco, tiene un increíble paisaje con montañas que suben sin final. Desde esa época ya había balaceras y se cobraba “el derecho de piso”. Allá tenía fuerza el PRD.

Aguirre fue electo gobernador en 2011; un año antes, celebró su cumpleaños en Taxco El Viejo, en compañía de Enrique Peña Nieto, entonces gobernador del Estado de México. Los pueblos alrededor de ahí necesitan atención debido a su abandono. Existe ahí una ruta de haciendas, de las más antiguas de América, que nos conectan al pueblo de San Juan. Ese debería promoverse como turismo cultural.

De Teloloapan es mi amigo Modesto Brito, quien fue diputado federal del PRD en 2006, siempre a la izquierda. Más adelante gobernaría ahí Nachito, así le decían de cariño por su estatura, y como la delincuencia estaba muy fuerte, a él lo tenían que resguardar policías federales todo el tiempo.

Recuerdo que había muy pocos policías municipales, y existían los “levantones” de jóvenes, quienes se tenían que esconder en cuevas para no ser llevados por la mafia.

En Teloloapan se hace un rico mole, así como sus “cajitas”, una especie de pan. De allá son los famosos “Diablos” que utilizó la gente de Pedro Ascensio de Alquisiras para combatir a los realistas y españoles para conseguir la Independencia.

Hace más de un año hubo una balacera del narco, en el pueblo de Tiaquinzolco, del municipio de Cuetzala del Progreso, que se ubica entre Iguala y Telololapan, mi amigo Miguel allá nació y dice que están olvidados por el gobierno.

En todos esos lugares urge una atención para el tejido social, no solamente con mayor seguridad, también por medio de trabajo comunitario. Allá deben buscar a los 43.