Isidro Bautista Soriano

Apenas ocurrió en El Durazno, municipio de Coyuca de Catalán, con siete masacrados a la vista del pueblo; antes, en San Miguel Totolapan con 22, y ahora no queremos preguntarnos qué localidad podría seguir, aunque la violencia está incurable como el cáncer, cada vez peor por la corrupción del pasado, a flor de piel.

Tocamos el caso de El Durazno concretamente por el asesinato de un menor de edad (15 años). Las bandas de la delincuencia organizada, cuando hacen sus ejecuciones (aún contra sus peores enemigos), suelen separar de la escena del crimen a la esposa, madre, hijo, etcétera, al considerarlos ajenos de los hechos, por lo que tienen como regla no meter a la familia. Se le cortó la vida en plena adolescencia pues. Horas antes se le había visto en su Facebook exhibiéndose con armas, fornituras, radios y chalecos tácticos, y ahí le paramos, por respeto. Le dieron muerte junto a los otros con la misma vara.

Hace muchos, pero muchos ayeres, sin entrar en detalles, un niño de 11 años, tras ser detenido en Topilejo, confesó haber matado a cuatro personas como parte de su incursión en la delincuencia organizada. Y así, hay más casos.

Unos optan por las armas y los chalecos, por el poder que da estar enrolado en las filas del crimen como sicarios, y otros ven como puerta fácil el consumo de drogas y alcohol, por la que también muchos son reclutados por la delincuencia.

Se trata de jóvenes de 17 a 25 años, que no sólo dejan la escuela sino su hogar, y que se dejan llevar por los placeres desenfrenados, y ahí están las consecuencias: no tienen larga vida.

No nos cansaremos aquí de abordar el comentario en el sentido de que la lucha contra la delincuencia debe comenzar en casa. Cada vez está peor la descomposición social en todo el país, y el nivel de la violencia es también su medida.

Esto no es privativo de Guerrero; vamos, de El Durazno, de San Miguel Totolapan o de equis localidad, sino de todo México.

Es infalible este proverbio. Por nada se ha venido abajo. Sigue vigente al paso de los siglos: “Instruye al niño en el camino que debe andar, Y aún cuando sea viejo no se apartará de él”. Así lo dice la escritura católica, y la escritura cristiana lo señala con otras palabras sin variar el sentido: “instruye al niño en el camino que debe andar; y aún cuando fuere viejo no se apartará de él”.

Hay otro: “la vara y la reprensión dan sabiduría, pero el niño consentido avergüenza a su madre” (católica), o “la vara y la corrección dan sabiduría; mas el muchacho consentido, avergonzará a su madre” (cristiana).

Y más: “porque el Señor ama a quien reprende, como un padre al hijo en quien se deleita”. O así: “porque Jehová al que ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere”.

Es indudable que las redes sociales vinieron más a distraer a los padres de sus hijos. Hasta para comer no platican, ni siquiera los cónyuges.

¿Cuántos ven ejecuciones, sicarios haciendo de las suyas, secuestros o pornografía? ¿Cuántos están más metidos allá afuera que dentro de casa con el celular?

¿Cuántos padres se dan tiempo para ir a la escuela o para asomarse a la puerta para ver con quién se va el hijo? ¿Cuántos no le llaman en la noche para preguntar dónde andan por preferir el sueño?

¿Cuántos maestros de la escuela prefieren no alertar de sus alumnos a los padres por el temor de que pudieran tener vínculos con la delincuencia?

La gobernadora Evelyn Salgado Pineda irá personalmente a El Durazno, (ya lo dijo), así como fue en dos ocasiones hasta ahora a San Miguel Totolapan, ante un lastre heredado en todo México por los gobiernos del pasado cada vez empeorado.