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Articulos El Guerrero 12 enero, 2023 (Comentarios desactivados) (147)

El Chapito y las preguntas obligadas

Isidro Bautista Soriano

Lo visto en Sinaloa con la detención de Ovidio El Chapito Guzmán está de película, sólo que basada en la vida real.

La visita de Joe Biden cayó como corte comercial para cambiar de canal, y pasar rápido de un film de terror a una serie de Romeo y Julieta de cuatro días, con la que se atajó diciendo que aquí no ha pasado nada, y que siga la fiesta.

Fue impresionante observar el poderío adquirido, o más bien concedido al paso de todos estos años, con los presidentes corruptos del PRI y PAN, de la talla de Zedillo, que llegó al cargo por el crimen aún no esclarecido de Colosio, o de Fox y Calderón, que mantuvieron en su gabinete a García Luna como cabeza de las fuerzas policíacas.

Con toda libertad, y ante las caras de horror de los lugareños, las huestes del hijo de Joaquín El Chapo Guzmán hicieron de las suyas levantándose en armas en tono desafiante al que osara ponérsele enfrente.

Como hormigas brotaron decididos a todo como no se ha visto en ningún otro estado del país. Guerrero se queda corto con lo ocurrido en San Miguel Totolapan y en El Durazno, municipio de Coyuca de Catalán, a pesar del número originado de muertos.

Aparecieron como Rambo, igual o mejor armados que el Ejército o la Marina, no obstante de que se tuvo el antecedente de lo que pasó cuando se capturó y liberó casi de inmediato al hijo de papi, según se dijo para no pasar a consecuencias mayores, o por la seguridad de la población, la cual esta vez estuvo a punto de ser vulnerada a todas luces.

Ocasionaron una estela de vehículos incendiados, bloqueos de calles y carreteras, ataques a aviones y cierre de aeropuertos, mientras las autoridades locales se limitaron únicamente a pedir a la población que no saliera de sus casas. Nunca se vio a la autoridad repeler o contender la reacción criminal.

Vaya, hicieron lo que quisieron, y a ellos, nada. Al otro día, en aparente calma: todos contentos. El junior, dormido como bebé en una celda de alta seguridad, como muchas otras en las que el huésped está mejor que en casa.

¿Cuántas huestes así existirán en el resto del país? ¿En dónde podría haberlas de esa dimensión?

En Guerrero, en plenas fiestas decembrinas, hace algún tiempo policías estatales tuvieron que dejar en libertad a dos presuntos delincuentes minutos después de haberlos detenido, ante la aparición de alrededor de un centenar de hombres armados que les salieron al paso casi de inmediato como de un pozo de hormigas.

El caso de El Chapito está para pensarse. Ni por su captura momentánea anduvo a salto de mata. Ahí mismo permaneció revuelto entre el vecindario, en un inmueble único que hasta de lejos contrastaba con el resto de las casas de la comunidad de Jesús María, que ni por estar pegadita a Culiacán, ninguna autoridad se atrevió a asomarse.

Naturalmente llegaron refuerzos del orden tras su captura, pero ¿qué será de los hormigueros si no son fumigados? Van a reproducirse listos para un tercer culiacanazo de magnitudes inimaginables.

En Guerrero hay confianza en la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, concretamente en materia de seguridad. Se dice fácil, pero está por llegar al mes número quince de su gobierno. Cruzó el primer año de gestión en un estado golpeado también por la violencia de lustros y por una pobreza histórica que la hacen merecedora de aliento popular para cumplir su meta.