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Articulos El Guerrero 2 mayo, 2023 (Comentarios desactivados) (173)

Adán Augusto, factor de unidad

Ginés Sánchez

Don Jesús Reyes Heroles afirmaba que la política es como un burdel, y por ende nadie puede salir prístino de ahí, esta reflexión viene a cuento del doble papel que podría estar jugando el titular de la Segob, Adán Augusto López Hernández, como posible tapado del presidente López Obrador con el fin de sucederlo en el cargo, en cuanto a su forma de llegar al gabinete fue al más puro estilo del proceso sucesorio de 1976, donde el entonces presidente Luis Echeverría, fue metiendo a su sucesor (y amigo de la infancia) José López Portillo a ese juego por la ansiada candidatura oficial por “la grande”, despistando a medio mundillo político mexicano, vía la CFE, para después, intempestivamente y dado no tener el perfil para dicha cartera, nombrarlo secretario de Hacienda y Crédito Público. Huelga decir que José López Portillo fue el presidente en el siguiente sexenio (1976/1982).

Pero es el segundo papel por el que el presidente López Obrador llevó a su gabinete al hoy gobernador con licencia de Tabasco, el que parece ya hoy el más relevante (cuando no es que, quizás, ya el único), y a la luz de los números en las tercas encuestas y sondeos, en las que ya estaría Adán Augusto consagrando el concurso de sus esfuerzos, y es el de tratar de garantizar la unidad cuatrioteísta al momento que se designe al ungido como candidato, y en los hechos al próximo presidente(a) de México, qué nos dejan ver que su pre candidatura (del titular de Segob), acaso por presentarse de forma tardía, no levanta como él y otros quisieran.

Y es que, veamos, una muestra de total apoyo institucional y aún personal de parte de la cabeza de Gobernación, por ejemplo, a Claudia Sheinbaum en el escenario de haber resultado la elegida, completamente alejado de eventuales berrinches y muestras abiertas de inconformidad con el resultado de otros aspirantes que quedasen sin la nominación, con el método de elección elegido al interior del partido Morena, sumaría enormidades a evitar escisión alguna hacia el seno del gabinete y/o partido, incluso, los buenos oficios de Adán Augusto, darían luz verde a desencadenar un efecto de “cargada”, que es una tradición añeja en la política mexicana; en cuánto a los métodos para intentar evitar esas eventuales rupturas, estarían desde la negociación, desde su cargo de vicepresidente de facto, hasta otros menos persuasivos o elegantes, más (válgame la expresión) del estilo “calambres” a los más rejegos, ya que en la Segob se tienen todos los hilos y resortes de los sistemas de inteligencia en el país, vamos, expedientes posee Adán Augusto de absolutamente todos en el actual gobierno (y también ya de pasados), y no precisamente se limitan a sus aciertos inherentes a las responsabilidades del trabajo en los entes políticos que encabezan, sino que para esos efectos, están conformados por todo lo contrario (“cola que les pisen”), de tal forma de que el que tenía pensado irse por la libre a contender por la presidencia y estar sí o sí en la boleta electoral, se tenga que pensarlo varias veces e incluso a la postre quedarse, por convencimiento o voluntariamente a fuerzas, con una sonrisa de oreja a oreja incluida y felicitaciones de todo tipo a quien resulte el candidato con más simpatía popular en las encuestas que el partido ha de realizar.

Volviendo a las aspiraciones presidenciales de Adán Augusto, es de todas “las corcholatas” el más joven de todos, y de no resultar el candidato oficial a suceder a AMLO, sería desde el mismo uno de octubre del 2024, ya la cabeza más visible hacia la todavía muy lejana sucesión presidencial del año 2030.