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Articulos El Guerrero 7 julio, 2023 (Comentarios desactivados) (121)

El pueblo organizado / parte 1

Sergio Lugo

He acompañado el camino de López Obrador desde hace 18 años, por eso festejo junto al pueblo, sus cinco años de aquel histórico triunfo.

Me afilié al PRD a mis diecisiete años, por invitación del profesor Fulgencio de la Preparatoria 4 de la UAGro en Taxco. Él era famoso por ateo, y por haber militado en el Partido Comunista Mexicano; por aquellas fechas, también conocí a varios docentes de izquierda, sin creencias religiosas, que igualmente pertenecieron a grupos contestatarios.

Casi todos los profesores de esa prepa eran progresistas, resaltaban más porque mi natal Taxco siempre ha sido mocho y católico, con la enfermedad de ser proclive al PAN. Dicha preparatoria fue herencia del proyecto Universidad Pueblo, de Wences Reza.

Don Carlos Gómez me prestaba sus revistas Proceso, con sus hijos Alfredo y Carlos vivimos grandes experiencias con el PRD. Conocí a Patiño, quien militó en el PCM, no creía en Dios, me regalaba La Jornada. Mi amigo el profesor Servando, sí es católico, pero estudió en Ayotzinapa. La señora Félix es un símbolo de lucha, tiene más de 80 años.

En la secundaria, el papá de un compañero, profesor y ateo, me prestó el libro sobre el Che Guevara, escrito por Paco Taibo. En la casa de mis abuelos, encontré el libro de Las 4 Tesis filosóficas de Mao Tse-Tung, que me había recomendado mí tío Néstor. Sin embargo, en esa época, la mayoría de mi familia era católica, panista o priísta.

Al mismo tiempo, de niño, traté a mi tío Gustavo Martínez, quien en los 60 fue compañero de Genaro Vázquez, en la ACG antes de que fuera guerrillero, ya cuando éste se levantó en armas, con la ACNR, invitó a mi tío, pero declinó porque acababa de nacer su hijo, y cada quien siguió su camino.

En mi militancia perredista aquellos años de juventud conocí a gente que estuvo con Lucio Cabañas, en el PDLP, que vivían en la clandestinidad, o que simplemente, no querían los reflectores. Y en el caso de los que pertenecieron a la guerrilla de Genaro, muchos optaron después por la vía electoral, y los conocíamos como Los Cívicos, como mis amigos Paty y Gustavo.

Otros, como José Guadalupe, un mexicano que estuvo en Nicaragua combatiendo con los sandinistas; lo mismo que el católico nicaragüense Víctor Jaen, que lo conocí en Taxco, ya como sacerdote anglicano, quien escribió un libro de poesía de amor y revolución. Era chistoso, porque yo lo esperaba fuera de su templo, cuando terminaba su eucarística (misa) pues no creo en Dios, platicábamos sobre el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).

Participé en la marcha en contra del desafuero de AMLO, habrán sido más de un millón de personas. Y en Taxco, hicimos proselitismo por él, tantas anécdotas que contar junto a mis compañeros del PRD, Hugo, Padilla y Carlos, pues en mi tierra son conservadores, y en ese 2006 muchos odiaban a AMLO, nos rompían los volantes enfrente de nosotros, nos tomaban fotos los del gobierno municipal panista, tiraban los pendones.

Aún así, cuando AMLO visitó Taxco las tres ocasiones que fue candidato presidencial en 2006, 2012, y 2018, recibió cálidos recibimientos por los perredistas (y luego de Morena); y siempre se comprometió a resolver la huelga de mis amigos del Sindicato de Mineros, que este 30 de julio cumplirán 16 años de lucha.

En ese 2006, ser del PRD en Taxco era como ser hijos del diablo, aún le creían a la iglesia y a Televisa. Todo nuestro trabajo era gratuito, aunque Zeferino ya era gobernador, nunca nos respaldó, íbamos contra el sistema defendiendo a López Obrador. Nuestro único medio de propaganda era hablar directamente con el pueblo y su respaldo era nuestro pago. Vivimos una utopía,la ideología de izquierda nos mantuvo firmes.