Isidro Bautista Soriano

Hasta donde se pueda, todos los empleados y funcionarios de la gobernadora Evelyn Salgado Pineda deben apoyarla como un solo equipo de trabajo que conforman como gobierno.

Cada quien tiene que hacer la tarea que le corresponde, específicamente ante el problema de la inseguridad o violencia, que parece agudizarse, el cual es fácil retomarlo como bandera por los partidos de oposición para sacar provecho político rumbo a las elecciones del 2024.

Es indudablemente el problema número 1 del país, heredado de los gobiernos del PRI y PAN, desde el entonces presidente Fox, y que es delicadísimo atenderlo.

Hasta ahora la gobernadora Salgado Pineda ha sorteado todas las embestidas de la delincuencia sin que los casos pasen a mayores consecuencias.

El lunes pasado, durante el homenaje de la Bandera Nacional, en Chilpancingo, afirmó que su gobierno no dará ni un paso atrás, particularmente en materia de seguridad, ni se distraerá en las descalificaciones que dijo, pretenden hacer fuerzas oscuras contra su administración, en provecho de los acontecimientos de violencia suscitados en estas tres o cuatro últimas semanas en Guerrero.

El senador Félix Salgado Macedonio ha salido al paso con toda oportunidad, y resaltó la determinación dada por ella en el sentido de que no sólo no habrá un paso atrás, sino que se redoblará el trabajo de gobierno.

Se entiende que se trabajará más, pero no sólo en cantidad sino en calidad, como el hecho aquel de no duplicar el número de tabiques en una obra, sino de mejorar la calidad de colocarlos para cimentarla mejor.

En el área de los asuntos políticos deberá haber más entrega física en tiempo, pero también una operación más eficaz, y así en materia de seguridad, donde el policía no debe distraerse en lo absoluto, sino ser un verdadero centinela, y así en todos los casos.

En el área de Comunicación Social deberán romperse los posibles moldes mantenidos desde un principio limitándose a boletines, fotos, videos, etcétera, sino agregar desplegados, pronunciamientos, spots de radio y televisión rotados cada semana, y abrirse con oportunidad a más medios por noticieros para evitar que sea uno desplazado u opacado, como lo hizo el obispo emérito de Chilpancingo, sin que ningún funcionario o político lo haya frenado, como lo tuvo que venir a hacer el senador Salgado Macedonio.

Ningún legislador o dirigente de Morena salió al paso a atajar al ministro católico, quien, en varios medios nacionales, incluidas redes sociales, se viralizó con ataques reconocidos por él mismo como no constatados o no fundamentados en algunos aspectos, pues, dijo, “no me constan”, pero los consumó, aún así.

No hubo nadie que tomara el teléfono e hiciera las aclaraciones pertinentes al momento. Nadie sugirió salirle al paso en sus dichos, que ha venido haciendo desde hace meses, hasta los publicados la semana pasada, como si nadie revisara el fluido de las noticias.

No hubo nadie del Congreso local que se hiciera de alguna tribuna para la contraofensiva. Nadie propuso algún pronunciamiento.

Por eso, como dijo el senador Salgado Macedonio, a trabajar el doble, en cantidad y calidad.