Isidro Bautista Soriano

Todos los de Morena deben emular en la práctica lo dicho hoy por el presidente Andrés Manuel López Obrador en el sentido de que “yo voy a apoyar al que gane la encuesta”, expresión que alzó sin importarle su investidura presidencial.

En otros tiempos, tan sólo esa declaración, y más todavía, grabada en audio y video, a estas alturas ya estuviera por escrito en manos de las autoridades para proceder administrativa o penalmente en su contra por una probable intromisión en asuntos partidistas con el cargo público.

Hasta donde se recuerda, los presidentes del país en turno del PRI y PAN tenían auto impuesto un bozal ante la prohibición legal de pronunciarse públicamente para favorecer de alguna forma a un partido, aunque sí lo hacían en los hechos, casi siempre de manera cínica.

La declaración hecha en su conferencia mañanera de este martes significa, a todas luces, que está decidido a todo.

En Guerrero, por ejemplo, el senador Félix Salgado Macedonio, hace unos tres meses, dirigiéndose a sus correligionarios del estado, dijo ir rumbo a la elección presidencial hasta topar con pared; es decir, tope lo que tope, y ahora así prácticamente lo señala AMLO a los cuatro vientos.

Desde un principio, y en todos los foros en los que ha tenido oportunidad, ha manifestado su determinación de que la 4T sea prolongada al sexenio próximo sin importarle ningún cuestionamiento en contra. Va montado seguramente sintiéndose como Don Quijote.

Ayer, al responder preguntas de los medios, manifestó: ¿no me permiten, para contestarles, porque si no, ¿qué cosa va a publicar el Reforma, y qué va a decir Radio Fórmula?”.

Indicó: “Mañana (este miércoles), de acuerdo al programa que tienen (así como están ustedes informados, pues yo también me informo de las noticias), van a dar a conocer el resultado de quién gana la encuesta en el flanco izquierdo y, como ha quedado constancia, yo no he inclinado la balanza. Se acabó el dedazo. Va a ser la gente que fue consultada en la encuesta. Creo que ya deben haber terminado de levantarla, y van a contar el día de hoy (ayer martes). Ahí están presentes todos, y ya mañana (hoy miércoles) dan a conocer el resultado”.

Y aquí está la clave: “entonces, yo voy a apoyar al que gane la encuesta como miembro dirigente del movimiento de transformación. Voy a apoyar, y le voy a entregar el bastón de mando, no la banda presidencial. Voy a entregar el bastón de mando para la conducción del movimiento de transformación, y yo me quedo un año gobernando para seguir ayudando al pueblo, consolidar la transformación, terminar obras, pero ya mañana (hoy miércoles) quien resulte va a ser apoyado. Yo en mi caso, yo voy a apoyar al que den a conocer que ganó la encuesta”.

Abundó: “Y la formalidad esta de entregar el bastón de mando, pues vamos a ver cómo le hacemos porque también tengo que viajar el viernes temprano, vamos a Colombia y a Chile, y pues sí quisiera yo hacerlo antes. Puede ser el mismo miércoles en la noche, en la tarde. Yo tengo que esperar el resultado; o sea, del consejo del movimiento; o sea, de los que participan, y ya después me voy a pronunciar”, reiteró.

Finalizó su declaración: “yo lo que quiero ya, es decir: aquí te entrego este bastón, que representa los deseos de cambio y de transformación de millones de mexicanos, de quienes son los protagonistas de esta historia, que nosotros representamos. Yo he venido conduciendo el proceso, ahora te toca a ti seguir adelante”.

No obstante, está a flor de piel la incógnita: ¿se queda o se va Ebrard si gana Sheinbaum? ¿habrá sido una señal de una rebeldía imparable el hecho de haber hablado de cargada o simple inconformidad?

Ya se verá con la entrega del bastón.