Isidro Bautista Soriano

Él solito, Marcelo Ebrard se ha devaluado hasta entre sus propios seguidores, de manera que ha de significar casi lo mismo dentro y fuera de Morena.

Su caso está como dice la canción de José Alfredo Jiménez: No me amenaces, no me amenaces. Cuando estés decidida a buscar otra vida, pues agarra tu rumbo y vete, pero no me amenaces, no me amenaces. Ya estás grandecita. Ya entiendes la vida. Ya sabes lo que haces; porque estás que te vas, y te vas, y te vas, y te vas, y te vas, y te vas, y no te has ido… Y es que lo peor de una persona es su indecisión.

Una frase bíblica dice: “Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca”; o sea, el Dios eterno rechaza al que quiere estar en el camino del bien, y al mismo tiempo, en el camino del mal.

Ataja: “Yo conozco tus obras, que no eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente!”.

Páginas atrás, aparece escrito: “¿Hasta cuándo seguirán dudando? Decidan”, en referencia al pueblo de Israel, cuando éste se postraba ante el Dios todopoderoso y al mismo tiempo ante los dioses falsos de Asera y Baal, razón por la cual los castigó con una sequía de tres años consecutivos que mató de hambre y sed a miles de sus habitantes, precisamente por eso, por indecisos.

La caída del ex jefe de gobierno de la Ciudad de México comenzó cuando anunció la creación de una secretaría de Estado ofrecida al hijo del presidente López Obrador, quien la rechazó el mismo día. Él no tardó ni vaciló en contestarle de inmediato. Desde luego, la respuesta habrá contado con el visto bueno de su padre, que ha dado amplias muestras de ir tras una meta fija sin vacilación.

Ante la inasistencia del ex canciller suscitada en el acto en que Sheinbaum fue declarada ganadora, AMLO fijó rápido su postura: “Es mi amigo, mi hermano, y tiene las puertas abiertas” en Morena, pero, de una vez le advirtió, no hay marcha atrás. ¿Alguna duda? ¿No fue claro él sí al señalar que no hay reversa?

Y Ebrard todavía este lunes, pensando quizá en que el creador de la 4T podría tumbar todo un proceso de elección como si se tratara de un puesto de enchiladas, aparece con la amenaza de que se va si no corrigen las irregularidades de las que ha hablado.

Y así ha estado: que se va, que no se va. El que juega se aguanta. Desde un principio todo mundo vio que Sheinbaum era la favorita. Ha de haber creído: “a lo mejor cambian las cosas, y quedo finalmente yo”.

No se había visto a una persona tan tibia, hasta donde se conoce la historia política del país como él.

Y su desgaste está a todas luces: nadie le hace segunda. Ayer, por ejemplo, la dirigente nacional del Partido Verde, Karen Castrejón, afirmó que con él se irían, acaso dos o tres diputados federales.

No hay duda que todo tiene su tiempo. Y a Ebrard se le pasó para decidirse más que como político como una persona con dignidad.

El senador Félix Salgado rápido salió al paso: “Creo con firmeza que Marcelo no se irá al MC y será el próximo senador y coordinador del grupo parlamentario de Morena. Los seguidores de Marcelo son de la 4T y no se irán. Claudia será la primera mujer presidenta de México”.

Habla Ebrard de lealtad al presidente López Obrador, pero no la ha tenido ni la tiene. De haberla tenido, se aguanta, como lo hicieron, si fuera el caso, las demás corcholatas.

¿Cuántos políticos renuncian de inmediato a su partido por ver afectados sus derechos o dignidad, sin necesidad de hacer gira por el país, como la ha anunciado Ebrard, para prolongar su indecisión?

¿Regresará como el hijo pródigo?