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Articulos El Guerrero 4 abril, 2022 (Comentarios desactivados) (140)

La Ley Fátima

Mayra Martínez Pineda

La violencia de género, para muchas comienza desde que son niñas, hay un sinnúmero de ejemplos de ello. Sobre todo temas como la violencia sexual, la hipersexualización y el embarazo infantil, encienden continuamente las alertas. Hay 1.1 mil millones de niñas en el mundo, y es una realidad que más niñas de lo que podríamos pensar, se encuentran en situaciones de violencia, desventaja y discriminación.

Las niñas se ven expuestas a situaciones de violencia; matrimonios infantiles, trata de personas y un sinfín de peligros que se acentúan en países con crisis o conflictos sociales, producto de la desigualdad, el machismo y las tradiciones.

Unicef documenta una edad crítica para las niñas, los 12 años, muchas niñas en esta edad, son forzadas a matrimonios o víctimas de violencia sexual. La mayor parte de las niñas, antes de esta edad, no se reconocen con los mismos derechos que los niños, suponen privilegios a ellos, ya que desde su entorno se les magnifica esta idea. Sólo por poner un ejemplo, analicen los espacios que ocupan los niños en “el recreo”, son grandes; son las canchas, los jardines, entre otros; las niñas juegan en espacios muy reducidos y donde “no estorben” a temas que les interiorizan sexismos. 1 de 4 de entre niñas y niños, vive en pobreza extrema en el planeta, pero son las niñas las que poco logran romper este lastre. La estadística de ONU Mujeres determina que 12 millones de niñas menores de 18 años contraerán matrimonio y 21 millones de niñas de entre 15 y 19 años quedarán embarazadas en las regiones en desarrollo.

Empoderar a las niñas es la consigna, protegerlas y auxiliar en la creación de entornos menos hostiles para ellas debe ser un acuerdo de voluntad generalizada entre los tres niveles de gobierno y  principalmente la ciudadanía.

Hay un gran reto para nuestro país, México en los últimos años es considerado como uno de los países con menos  garantías para las niñas y mujeres. Ocupar un primer lugar como país de la OCDE en embarazo adolescente es deuda con las niñas. Deben reconocerse siempre los esfuerzos y la obligatoriedad que tienen las instituciones de eliminar todas las formas de violencia hacia las niñas, pero aún no son suficientes. En Guerrero, la venta de niñas en al menos 6 municipios de la entidad por usos y costumbres, es un tema que mueve, que cimbra en la colectividad. Por ello es importante empezar a persuadir acciones al respecto. La educación es otra vertiente para empoderarlas. Educar a las niñas puede acabar con la pobreza. Cuando un 10% de las niñas en un país recibe educación, el PIB aumenta un 3%, si una niña termina la educación formal, a futuro ganará un 70% más cuando sea adulta, es por ello que como dice la organización Save the children: las niñas son un capital humano valioso. Empoderar a las niñas es urgente, no hay mejor herramienta que la educación, asegurar que culminen una carrera profesional y luego desarrollar un plan de vida en que las mujeres jóvenes tengan un empleo, antes de un matrimonio, es crucial.

Denunciar cualquier acto de violación a los derechos de las niñas es la tarea principal.

El tema no es menor, casi siempre cuando hablamos de violencia de género, poco se documentan los casos de las niñas. Expuestas, confiadas en adultos que pueden vulnerarlas, o en inercias institucionales. por ello recientemente se aprobó la Ley Fátima, que obliga a servidoras y servidores públicos a comprobar que tienen capacitación en perspectiva de género y de derechos humanos, y a actuar en consecuencia o ser removidos y sancionados. Una ley que surge de un caso por demás vergonzoso y doloroso para México.

El caso de Fátima sucedió en la Ciudad de México, en 2020; una niña de 7 años, que tenía un historial en el DIF con dos denuncias de violencia intrafamiliar y violencia sexual, cuando se denunció su desaparición, después de ser sustraída en la escuela por unas personas conocidas de su mamá, las autoridades fueron omisas, esperaron 72 horas porque eso marcaba la ley. Desafortunadamente apareció sin vida, con todas las señales de haber sido violada.

Después de 2 años de discusiones en las Cámaras, que por cierto, también denotan los legisladores falta de sensibilidad cuando hay iniciativas de esta naturaleza y tienen que pasar un tiempo innecesario para su aprobación, a ellos también debe aplicarles ahora esta ley, hacerles responsables y no dilatar leyes que son agenda urgente de los derechos humanos.

La ley Fátima tiene que cumplirse, que ninguna mujer, ni ninguna niña toque las puertas del estado sin ser salvada de la muerte.

“Las niñas cambiarán al mundo, pero el mundo debe escucharlas y protegerlas”. ONU.

*Maestra en Prevención de violencia de género por la Universidad de Salamanca