Isidro Bautista Soriano

El acto de entrega de las preseas al mérito civil municipal Hermanos Bravo, realizado en Chilpancingo el viernes 22, fecha en que fue conmemorado el 169 aniversario de la muerte de Nicolás Bravo Rueda, constituyó un signo de apertura de la alcaldesa Norma Otilia Hernández Martínez, en lo general del ayuntamiento que encabeza, con lo que le puede ir mejor a la capital del estado.

Asistieron tres de los ex presidentes municipales. Todos los que le antecedieron llegaron al cargo por el PRI, excepto uno, el inmediato anterior, que lo ocupó por el PRD.

En el uso de la palabra, los mencionó por su nombre con respeto y gratitud por su presencia: Jorge León Robledo, Magdalena Vázquez de Huicochea, Jesús Tejeda Vargas (de suplente pasó a ser propietario) y Florencio Salazar Adame, quien se desempeñó como secretario general de Gobierno en los seis años de la gestión del entonces gobernador Héctor Astudillo Flores.

Hubo la cortesía de correr físicamente la invitación. A León Robledo, quien fungió como edil hace aproximadamente veinte años, se le entregó hasta en el restaurante en que desayunaba, el martes 19. Y por lo que se ve, fue dirigida también a los ex presidentes interinos o sustitutos, lo que hace aún más grande la apertura, que no se había dado en lo que va de su ejercicio constitucional.

Queremos pensar que así haya sido en el caso de Antonio Gaspar Beltrán, del trienio inmediato anterior, porque ha sido evidente no sólo un distanciamiento, sino un enfrentamiento político, de acusaciones mutuas, entre ella y él, después de que en el proceso de entrega-recepción aparecieron ante los ojos de la sociedad como comúnmente se dice, de luna de miel.

El mismo Gaspar Beltrán tuvo un encontronazo similar con su antecesor, Marco Antonio Leyva Mena, por causas semejantes, que todavía no es superado.

Tampoco acudieron el propio Leyva Mena (que fue postulado por el PRI), no obstante de que a voces en cuello se comenta que es su principal asesor político, desde su campaña de candidata (Morena); Astudillo Flores, Tulio Pérez Calvo, Reyes Betancourt Linares, Jorge Arrieta Jiménez y otros.

Seguramente a estos últimos sí se les envió la invitación, pero por alguna razón personal, no han de haber podido acudir al evento, en el que se contó con la presencia de la secretaria de Cultura del estado, Aída Melina Martínez Rebolledo, en representación de la gobernadora Evelyn Salgado Pineda.

Ya no cabe echar y echar culpas, como aquellas del informe de sus primeros cien días de administración, de que recibió “un Chilpancingo abandonado a su suerte, con servicios públicos deficientes y opacidad”, o de que lo recibió “con un alto déficit de atención y financiera”.

La gente quiere agua, no culpas. Ha salido a bloquear calles para exigir agua, no cárcel. Es más, a siete meses del cambio del gobierno municipal, se ha ido cada vez más al olvido lo que hizo o no hizo Gaspar Beltrán, pero no las demandas de seguridad y de la reactivación económica.

Por eso mismo, Gaspar Beltrán ha aparecido en las redes sociales más frecuentemente y del brazo de infinidad de colonos.

Zeferino Torreblanca Galindo, cuando fue gobernador, se atrevió a decir que el que quiera andar en política debe comer hasta sapos.

La señora tendrá futuro político en la medida en que ella misma se abra paso ante todos, tanto actores políticos, como la ciudadanía en general, aunque no lo quiera.

La gobernadora Salgado Pineda, en su informe también de los cien días, en enero pasado, habló de ser de puertas abiertas, pues “las necesidades son muchas“, y en su toma de posesión adelantó que con ella no habría revanchismo político.

Que así sea, porque el pueblo está cansado de tantos pleitos, y lo que quiere es, como dice el refrán: “velas, no candiles”.

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