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Articulos El Guerrero 2 diciembre, 2022 (Comentarios desactivados) (130)

Calpulelque (segunda parte)

Sergio Lugo

El 4 de diciembre de 1914 se reunieron Francisco Villa y Emiliano Zapata, en Xochimilco; pactaron su alianza, y tomaron el poder en la Ciudad de México. Fue para mí lo más hermoso de la Revolución.

Después de la derrota de Díaz, fue electo presidente Madero, quien gobernó del 6 de noviembre de 1911 al 19 de febrero de 1913. Atacó a los seguidores de Zapata por la vía armada y con propaganda sucia, por medio de periódicos como Nueva Era.

El gobierno de Estados Unidos se inmiscuyó en los asuntos de México. A inicios de 1911, cuando los magonistas tomaron las armas en Baja California, el gobierno gringo mandó sus militares en la frontera, Díaz les permitió ingresar.

También hubo gringos solidarios como el periodista John Kenneth Turner, quien apoyó a Ricardo Flores Magón. En 1909 vino a México para hacer reportajes sobre la tiranía de Díaz, al año siguiente los publicó en forma de libro: México bárbaro.

El general Huerta, con la ayuda de la embajada de Estados Unidos, del presidente Taft, hizo un golpe de estado a Madero y lo mandó asesinar en 1913. Entonces, Venustiano Carranza, gobernador de Coahuila, se levantó en armas contra el usurpador, le siguieron Obregón, Villa, Zapata y todas las facciones, hasta que lo derrotaron y dimitió en julio de 1914.

Francisco Villa fue fundamental para vencer a Huerta, con la famosa toma de Zacatecas en junio de 1914, él comandó uno de los ejércitos más poderosos: la División del Norte (el libro sobre Villa de Taibo II es indispensable), y tuvo a su lado al general Felipe Ángeles, con su poderosa artillería.

El cronista Manuel Garcés lo reconoce como un humanista, pues respetó a los zapatistas; y fue asesinado por órdenes de Carranza el 26 de noviembre de 1919. Él recomienda los libros Felipe Ángeles, el estratega, de Adolfo Gilly; y un tesoro que él posee, de 1943: Felipe Ángeles en la Revolución, de Federico Cervantes.

En dicha toma, también participó el general Pánfilo Natera, he tenido la dicha de estar en el cerro de la Bufa, donde están las estatuas de él, Villa y Ángeles. Recomiendo el libro Los de abajo, de Mariano Azuela, llevada al cine por Chano Urueta.

Aunque está el debate de que es un libro anti villista, es la narración de Demetrio Macías, que se une a las filas de Villa, y se encuentra con Natera cuando va a luchar en Zacatecas. Me fascina la escena cuando están degustando, en una casa de aristócratas, el triunfo de los pobres en contra de los ricos.

Los ejércitos de Villa y Zapata entraron al Palacio Nacional el 6 de diciembre de 1914; por primera vez, los de abajo, de huaraches, calzón de manta, y sombrero, tomaron el poder.

En el gobierno de Obregón se integraron zapatistas; se apoyó para que la obra magonista se imprimiera y difundiera, vía Vasconcelos y De la Huerta, recomiendo el libro Flores Magón, artículos y discursos (Cámara de Diputados, 2021). Díaz Soto y Gama, como diputado, recordó la muerte del anarquista. Genovevo de la O y Gildardo Magaña (le enseñó a leer y escribir a Villa cuando estuvieron en la cárcel), ingresaron al ejército.

El gobierno federal debería retomar la vía férrea de Iguala a México y crear el Tren Zapatista, porque Guerrero fue territorio revolucionario, y Amador Espejo tiene un proyecto cultural en Morelos.

Sobre el papel de las mujeres, recomiendo el libro Mujeres anónimas, de Angélica Marín Govea.

Zapata: “siempre lo dije, ese Carranza es un canalla”. Villa: “Son hombres que han dormido en almohada blandita. ¿De dónde van a ser amigos del pueblo que toda la vida se la han pasado en puro sufrimiento?”. Zapata: “al contrario, han estado acostumbrados a ser el azote del pueblo”: Pacto de Xochimilco.